GRECE: el polo contrahegemónico y el pacto intelectual con los trabajadores

08.06.2025

Si examinamos a la Nueva Derecha dentro del panorama intelectual de su época, podemos notar que se distingue por su singularidad, su falta de parcialidad y su ruptura tanto con los movimientos de izquierdas como con los de derechas. Utilizando la terminología del filósofo italiano Antonio Gramsci (1), el conjunto de los intelectuales del GRECE se comprometieron a crear un polo contrahegemónico al hacerlo concluyeron un pacto histórico con el Trabajo contra el Capital.

La doctrina de Gramsci es interesante en la medida en que rompe con el marxismo clásico al rechazar el determinismo absoluto de los procesos económicos sobre los políticos. Para Gramsci, la cultura (el ámbito de la sociedad civil y de los intelectuales) ejerce una influencia mayor y más tangible sobre la política que las fuerzas o los medios de producción. De ahí que las revoluciones se produzcan a través de la esfera de la cultura, no a través de cambios en el equilibrio de la infraestructura. Gramsci estableció una distinción entre los intelectuales «tradicionales» o «convencionales» (los que justifican el statu quo y aceptan las reglas de la hegemonía) y los intelectuales orgánicos. Estos últimos concluyen conscientemente un pacto con el Trabajo (con lo que se ponen del lado de los trabajadores) o con el capital (con lo que se convierten en defensores del sistema burgués y portadores de la conciencia burguesa, clase a la que no necesariamente pertenecen en términos económicos). Es a través de este pacto como se define la relación de los intelectuales con la hegemonía. Al ponerse del lado de la hegemonía, el intelectual orgánico jura lealtad al Capital; al rechazar la hegemonía y elegir el Trabajo, se convierte en sepulturero de la hegemonía y en fuente de fuerza vital para la revolución.

Habiendo estudiado atentamente las ideas de Gramsci (en 1981 celebraron un congreso dedicado al «gramscianismo desde la derecha»), la Nouvelle Droite concluyó un pacto intelectual con el Trabajo y se vuelve anticapitalista. Criticando la estrecha interpretación materialista típicamente marxista del Trabajo la Nouvelle Droite reconceptualizó el núcleo mismo del Trabajo y convirtió así un fenómeno exclusivamente materialista en una categoría existencial. El Trabajo, junto con su portador, el Trabajador (Der Arbeiter, de Jünger), posee un significado espiritual en la medida en que:

  • se opone a la esfera burguesa de la «muerte mecánica» que erige un culto al racionalismo, al individualismo y a la «libertad de» individual como forma autosuficiente vacía de contenido y aplicable a cualquier cantidad;
  • se encuentra en un estado de movilización total, un estado de «realismo heroico»;
  • no es algo determinado económicamente y, por lo tanto, es distinto del «proletariado».

El intelectual que se sitúa del lado del Trabajo se convierte en Trabajador y entra en combate contra el burgués. Es un guerrero de la contrahegemonía. En opinión de Jünger, el estado de confrontación, guerra y fuerza primigenia y elemental es una manifestación de lo divino. Jünger escribe: «A los dioses les encanta revelarse en lo elemental, en los cielos resplandecientes, en el trueno y el relámpago, en la zarza ardiente que la llama no consume» (2).

Para el Capital y sus servidores burgueses, el valor principal es la seguridad, y es por ello que la hegemonía se esfuerza en fomentar y reforzar el desarrollo de la sociedad de consumo. Jünger señala que el trabajo tiene siempre un carácter «inteligible». El trabajo es, ante todo, tiempo y ritmo: «El trabajo es el ritmo del puño, del pensamiento, del corazón, de la vida diurna y nocturna, de la ciencia, del amor, del arte, de la fe, de la religión, de la guerra; el trabajo es la oscilación del átomo y la gravedad que mueve las estrellas y los sistemas solares» (3). Jünger aclara: «La negación del mundo económico como determinante de la vida, como poder del destino, es una impugnación de su rango, no de su existencia» (4).

Así, la economía (la base) debe subordinarse a la «ley superior de la lucha» y el Trabajador actúa no para cambiar el equilibrio de las fuerzas y relaciones de producción, sino para un cambio total de jerarquía.

Extracto del libro Teoría de Europa de Daria Platonova Dugina

Notas:

(1). Antonio Gramsci (1891-1937) fue un filósofo marxista, periodista y revolucionario italiano, conocido sobre todo por sus trabajos sobre la hegemonía cultural y el papel de los intelectuales en la sociedad. Encarcelado bajo el régimen de Mussolini, desarrolló influyentes teorías sobre el poder, la ideología y los medios culturales con los que las clases dominantes mantienen su control.

(2). Ernst Jünger, The Worker: Dominion and Form, trad. Bogdan Costea, ed. Laurence Paul Hemming (Evanston: Northwestern University Press, 2017), 32.

(3). Ibídem, 45.

(4). Ibídem, 18.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera