Las raíces ocultas del modernismo
En el París de 1880, en pleno auge del Decadentismo, el hombre más famoso del momento era el novelista, crítico de arte y aspirante a gurú Joséphin Péladan, quien se hacía llamar Le Sâr, una antigua palabra acadia que significaba “rey”. Péladan iba vestido con una capa blanca, una chaqueta azul, una gola de encaje y un sombrero de astracán que, junto con su tupida cabellera y su barba de dos puntas, daba la impresión de provenir del Medio Oriente.