Heidegger, Hegel y la culminación de la metafísica occidental. Parte 2.

17.03.2025

Introducción a la Fenomenología del Espíritu

En la primera entrega de esta serie, presenté a los lectores a Hegel y los comentarios de Heidegger sobre él. Descubrimos que Hegel es el creador de un sistema de ideas que lo abarca todo o del «discurso completo del todo». Entrega su sistema no como una filosofía o la búsqueda de la sabiduría, sino como la sabiduría misma o, como él dice, la «ciencia» (Wissenschaft). El sistema hegeliano es una superciencia o «ciencia de la ciencia» en el sentido de que sintetiza todas las áreas del conocimiento y la experiencia humana de un modo que revela su significado más amplio dentro de una «teoría del todo». Esta teoría pretende revelar el fin u objetivo de la vida humana y del universo.

Heidegger consideraba que el sistema de Hegel completa la metafísica occidental. Esto no se debe a que pensara que el sistema de Hegel era verdadero. De hecho, Heidegger rechaza el sistema de Hegel, aunque lo considera uno de los más grandes filósofos (pidiendo disculpas a Hegel, seguiré utilizando los términos «filosofía» y «filósofo» al hablar de él). Heidegger es un crítico de la tradición metafísica occidental. Así, cuando habla de Hegel como el culmen de esa tradición quiere decir, simplificando un poco, que Hegel llevó la metafísica tan lejos como podía llegar, dados sus supuestos. En realidad, Hegel se veía a sí mismo como el culmen de la metafísica occidental en la medida en que la llevó a ciertas conclusiones que él creía implícitas en la tradición desde el principio. Heidegger no está en desacuerdo, pero es un crítico de esas conclusiones y de los supuestos subyacentes que condujeron a ellas.

En la última entrega también presenté a los lectores las partes del sistema de Hegel, sin discutir en absoluto la función de esas divisiones. Lo que sí discutimos, sin embargo, fue la forma en que Hegel cambió de opinión con el tiempo acerca de la estructura de su sistema. Este es un punto que parece haber sido significativo para Heidegger, ya que lo discute en más de un texto. En resumen, Hegel pretendía originalmente que La Fenomenología del Espíritu, su primera obra importante, formara la «primera parte» de lo que él llamó su Sistema de la Ciencia. La segunda parte consistiría en un texto con tres divisiones: Lógica, Filosofía de la Naturaleza y Filosofía del Espíritu.

Con el tiempo, sin embargo, Hegel cambió de opinión sobre esta estructura. Abandonó el título de Sistema de la Ciencia y pasó a hablar de su sistema como compuesto únicamente por la Lógica, la Filosofía de la Naturaleza y la Filosofía del Espíritu. La Fenomenología fue tratada entonces como una mera propedéutica, o instrucción preliminar, que preparaba para el sistema. Las cosas se complican aún más por el hecho de que Hegel colocó una versión truncada de la Fenomenología, que abarca sólo algunos de sus temas, dentro del texto que hace parte de la Filosofía del Espíritu de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas. Así pues, el lugar de la Fenomenología dentro de la filosofía de Hegel se convierte en un verdadero problema.

En esta entrega de la serie presentaré a los lectores la Fenomenología y las observaciones de Heidegger sobre ella. Nuestro principal objetivo, sencillamente, será llegar a una explicación de lo que trata la Fenomenología. Sorprendentemente, esto es en realidad discutible. Heidegger nos ofrece una interpretación muy plausible del texto, y la consideraremos detenidamente. En la próxima entrega analizaré algunas de las principales divisiones de la Fenomenología. Sin embargo, no las trataré en detalle, ni intentaré ofrecer una exposición completa del texto. De hecho, nuestro principal objetivo al considerar el texto será comprender el comienzo de la Fenomenología y su final. Consideraremos cómo el final está prefigurado en el principio y, por lo tanto, cómo el texto describe un círculo. Esto significa que debemos saltarnos muchas cosas, incluidas algunas de las partes más famosas del texto, como la llamada «dialéctica del amo y el esclavo». Pero estas partes han sido discutidas ampliamente en innumerables comentarios.

De qué trata la Fenomenología

Como primer paso para acercarnos al tema de La fenomenología del espíritu comentaremos unas líneas de un anuncio del libro que apareció originalmente en el Bamberger Zeitung en julio de 1807. El anuncio resume el contenido del libro y la mayoría de los estudiosos creen que sólo pudo ser escrito por el mismo Hegel. Este texto sobre la Fenomenología es mucho más accesible que cualquier parte del libro mismo a la hora de describir su objetivo.

La primera línea del anuncio dice: «Este volumen es la exposición del advenimiento del conocimiento» [1], lo que sugiere que la Fenomenología podría tratar de algún modo de la historia intelectual, de cómo el hombre llegó a su conocimiento. En cierto modo, la Fenomenología trata de esto, pero no es eso lo que Hegel quiere decir en esta primera frase. Para comprender su verdadera intención, debemos preguntarnos qué es exactamente lo que Hegel entiende por «conocimiento» (Wissen). Nos lo dice a continuación.

El texto publicitario continúa afirmando que la Fenomenología «examina la preparación [Vorbereitung] para la ciencia desde un punto de vista a través del cual constituye una filosofía nueva e interesante y una “ciencia primera” para la filosofía» («preparación» está subrayado en el original) [2]. Aquí se nos está diciendo, esencialmente, que la Fenomenología es una ciencia (en el sentido del término tratado en la entrega anterior) que nos prepara para otra ciencia. En este sentido la Fenomenología es un texto que nos prepara para el sistema tripartito de filosofía que es Lógica-Filosofía de la Naturaleza-Filosofía del Espíritu. Nótese que Hegel se preocupa de subrayar aquí la función preparatoria del texto.

A continuación, dice que la Fenomenología «comprende en sí las diversas formas del espíritu como estaciones en el camino a través del cual el espíritu se convierte en conocimiento puro, es decir, espíritu absoluto» (de nuevo, el subrayado está en el original) [3]. Ahora tenemos nuestra respuesta a la pregunta de qué quería decir Hegel con conocimiento, cuando dijo que el libro es una exposición de «como llega a ser el conocimiento». Se refiere al conocimiento verdadero o «conocimiento puro». La Fenomenología será en cierto modo un relato de cómo llega a ser el conocimiento verdadero o puro. Evidentemente, el conocimiento verdadero o puro no es un conocimiento cualquiera, sino algo muy especial.

Pero, ¿qué entiende Hegel por «conocimiento puro»? Sólo podremos responder a esta pregunta si comprendemos primero lo que entiende por «espíritu» (Geist), que se utiliza tres veces en la cita anterior. Hay muchos malentendidos sobre el significado de este término en Hegel. Las primeras traducciones traducían Geist como «mente», pero es una traducción demasiado restrictiva. Hegel utiliza Geist para referirse a todos los aspectos de la naturaleza humana que son exclusivamente humanos. Por lo tanto, el término se refiere a «la mente humana», pero también a todos los aspectos de la conciencia humana, incluidos los que son sub-mentales (como Hegel trata en la parte «Espíritu subjetivo» de la Filosofía del Espíritu). Pero Geist también se refiere a nuestra capacidad de crear cultura o simplemente se refiere a la cultura en sí misma. También se refiere a nuestro ser histórico (porque los humanos son las únicas criaturas que tienen historia). El arte y la religión también son Geist, o expresiones del Geist, al igual que la filosofía. En resumen, podemos decir que a grandes rasgos Geist significa lo mismo que «naturaleza humana».

Hegel también utiliza a menudo Geist simplemente para referirse a la humanidad, en contextos en los que otros autores podrían utilizar Menschlichkeit. El uso idiosincrático que hace Hegel de Geist para referirse tanto a la naturaleza humana como a los seres humanos no es diferente del uso que hace Heidegger de Dasein, que tiene aproximadamente la misma denotación. «Espíritu» es una traducción natural de Geist y ya se ha utilizado en otros contextos, como cuando traducimos Heiliger Geist como “Espíritu Santo”. Aunque Geist también se usa pare referirse a «fantasma» (como en la formulación alternativa «Espíritu Santo») el espíritu hegeliano nunca debe entenderse como algo fantasmal o incorpóreo. El espíritu no es una especie de ser trascendente distinto de la humanidad o de lo humano.

Ahora se aclara un poco más lo dicho por Hegel. La Fenomenología «comprenderá en sí misma» las «formas del espíritu». Esto significa las formas en las que lo humano se ha expresado y esto se refiere a todo tipo de cosas: formas de conocimiento, modos de vida, teorías, técnicas, metodologías, formas de arte, religiones, formas de gobierno, etc. Además, Hegel nos dice que estas formas del espíritu son «estaciones» en el camino «a través del cual el espíritu se convierte en conocimiento puro, es decir, en espíritu absoluto». La Fenomenología describe así el proceso por el que el espíritu no sólo «llega» al conocimiento puro, sino que se convierte en conocimiento puro.

Nótese el uso que hace Hegel del lenguaje «estaciones [Stationen] en el camino». Esto inevitablemente debe traer a la mente las «estaciones de la cruz» cristiana, lo cual no es accidental. En la Fenomenología, Hegel se refiere al camino hacia el conocimiento puro como un «camino de desesperación», en una clara referencia a la Vía Dolorosa de Cristo [4]. La Fenomenología, como veremos, es un camino de sufrimiento a través del cual el espíritu se despoja de sus formas falsas o limitadas y llega finalmente al conocimiento verdadero o puro, que había sido su meta desde el principio.

Sencillamente, el conocimiento verdadero o puro, para Hegel, es el autoconocimiento; el espíritu enfrentándose a sí mismo. Esto es lo que Hegel entiende por espíritu absoluto. En la Fenomenología sostiene que todas las formas del espíritu humano son maneras en las que, de algún modo, pretende enfrentarse a sí mismo. Consideremos, por ejemplo, expresiones culturales como el código moral y el código legal que un pueblo se da a sí mismo. Son expresiones de un pueblo concreto, de su espíritu particular. Así, en la legislación de la moral y el derecho, un pueblo se enfrenta a sí mismo, aunque normalmente no se dé cuenta de ello. Por el contrario, puede creer que sus costumbres son universales y eternas o legadas al pueblo por los dioses.

En efecto, en todas las formas de espíritu recorridas en la Fenomenología el espíritu aspira a conocerse a sí mismo de un modo en última instancia inadecuado y sin plena conciencia de que tiene este objetivo. Sólo en el espíritu absoluto se alcanza el verdadero autoconocimiento. Por ahora, baste esto como descripción de lo que Hegel llama en la descripción publicitaria «conocimiento puro». Más adelante volveremos sobre la idea del espíritu absoluto y la examinaremos con más detalle.

La ciencia de la experiencia de la conciencia

Lo que hemos aprendido hasta ahora puede resumirse muy sencillamente: la Fenomenología es un relato de cómo el espíritu recorre un camino de desesperación, un camino a lo largo del cual se desilusiona con varias de sus formas, que de algún modo todas apuntan inconscientemente al conocimiento de sí mismo. Finalmente, llega a lo que siempre había buscado, el verdadero conocimiento de sí mismo o espíritu absoluto. De nuevo, más adelante discutiremos en qué consiste exactamente. Y muchas otras cosas tampoco están claras. Por ejemplo, ¿cómo recorre el espíritu este camino? ¿Ofrece Hegel un relato histórico? ¿Qué entiende exactamente por «fenomenología»? ¿Y cómo constituye este texto una ciencia?

Para empezar a responder a estas preguntas, consideremos el título original de La Fenomenología del Espíritu, que Hegel abandonó. En un principio, el título completo de la obra iba a ser Sistema de la ciencia: Primera Parte, Ciencia de la Experiencia de la Conciencia (con «Experiencia», Erfahrung, en negrita). Este subtítulo se abandonó en favor de Ciencia de la Fenomenología del Espíritu, que luego se abrevió como Fenomenología del Espíritu. En varios textos, Heidegger ha analizado detalladamente estos cambios. Considera que estos títulos son pistas vitales para el significado de la obra en su conjunto y para lo que podemos llamar vagamente su «método filosófico».

Es natural que entendamos «Ciencia de la experiencia de la conciencia» como referida a una ciencia que es «de» o «sobre» una experiencia que es «de» o «sobre» la conciencia. Sin embargo, Heidegger pone esto en tela de juicio. Cuando habla de la Fenomenología del Espíritu de Hegel, escribe que: «Es discutible que el término “de” en la expresión “experiencia de la conciencia” deba interpretarse como un genitivo objetivo, por mucho que el significado ordinario del título pueda sugerir tal interpretación. “Experiencia de la conciencia” no significa principalmente experiencias que están en y sobre la conciencia. Más bien, esta expresión sugiere que es la conciencia misma la que experimenta estas experiencias» [5].

Y en el ensayo posterior «El concepto de experiencia en Hegel» Heidegger afirma rotundamente que «los dos genitivos “de la experiencia” y “de la conciencia” no son genitivos objetivos, sino genitivos subjetivos. La conciencia, y no la ciencia, es el sujeto que está en el modo de la experiencia» [6]. En otras palabras, la ciencia en cuestión se ocupa de la experiencia de la conciencia, no de nuestra experiencia de (o sobre) la conciencia.

Heidegger analiza del mismo modo el título Ciencia de la Fenomenología del Espíritu. En primer lugar, para entender qué es la «fenomenología» debemos evitar a toda costa volver a leer en Hegel el sentido husserliano de «fenomenología». Heidegger afirma inequívocamente que «La Fenomenología no tiene nada que ver con una fenomenología de la conciencia tal como se entiende actualmente en el sentido de Husserl, ni en su tema ni en el modo de su tratamiento, ni sobre todo en cuanto a su cuestionamiento e intención básicos» [7].

«Fenomenología» significa literalmente “ciencia (o estudio) de los fenómenos”, donde “fenómenos” suele significar “apariencias”. Leer (mal) la Fenomenología de Hegel en términos husserlianos sería tomar la «Fenomenología del Espíritu» como una ciencia de las apariencias del espíritu. Así es, de hecho, como la mayoría de los estudiosos entienden el título de Hegel, incluso aquellos que no tienen una afinidad especial con Husserl. Por lo tanto, las afirmaciones de Heidegger aquí son bastante desafiantes. En oposición a la lectura estándar Heidegger afirma: «En la concepción de Hegel de la fenomenología del espíritu, por el contrario, el espíritu no es el objeto de una fenomenología. Aquí, «fenomenología» no es en absoluto un título para una investigación o una ciencia sobre algo como el espíritu. Más bien, la fenomenología no es una manera entre muchas, sino la manera en que el espíritu mismo existe» [8].

En otras palabras, «Fenomenología del Espíritu» significa que la fenomenología es una expresión del espíritu. De hecho, es, como dice Heidegger, «la manera en que el espíritu mismo existe». ¿Por qué? Porque, como ya hemos señalado, el espíritu en su forma más elevada o absoluta es espíritu autoconsciente. Así, cuando el espíritu llega a ser él mismo, cuando alcanza su forma más elevada, se conoce a sí mismo en todas sus apariencias o fenómenos: es decir, emite una fenomenología. Pero la escritura de la Fenomenología no es meramente una «expresión» del espíritu en su forma más elevada; es la forma más elevada. El espíritu en su forma más elevada es la escritura de la Fenomenología por Hegel y nuestra lectura de la misma.

Cuando leemos la Fenomenología y la comprendemos somos el espíritu absoluto mismo. La Fenomenología del Espíritu no es, pues, simplemente «un libro sobre el espíritu», sino que es el espíritu. La composición de Hegel de la Fenomenología del Espíritu es el espíritu en su expresión más perfecta o completa; es la consumación o finalización de la propia naturaleza humana. Hegel nunca dice directamente: «He consumado o completado la propia naturaleza humana». Pero esto es una implicación de lo que sí dice. Aunque Hegel insistiría con toda seguridad en que él no es más que un «vehículo» del espíritu y que no hay nada personal o idiosincrásico en la Fenomenología en absoluto. Esta obra no es una obra de creación, sino de descubrimiento, de autodescubrimiento.

En apoyo de su manera de interpretar el título de Hegel Heidegger argumenta que la interpretación estándar carece literalmente de sentido. Escribe que «según las nociones corrientes, fenomenología significa ciencia de la conciencia y el título hegeliano [“Ciencia de la Fenomenología del Espíritu”] significa sólo ciencia de la ciencia del espíritu. No puede ser» [9]. Porque “ciencia de la ciencia del espíritu” es un completo disparate. Eso no puede ser lo que Hegel quería decir.

Heidegger considera que los dos títulos «Ciencia de la experiencia de la conciencia» y «Ciencia de la fenomenología del espíritu» significan exactamente lo mismo. El título original habla de la experiencia de la conciencia (de sí misma), el segundo de la fenomenología del espíritu, su estudio o experiencia de sus fenómenos, sus formas. Así, los dos títulos parecen decir «la ciencia de la experiencia de la conciencia (de sí misma)» y «la ciencia de la fenomenología del espíritu (= la experiencia de la conciencia de sí misma, de sus diversas formas)». Por tanto, son equivalentes.

Pero no tan rápido. Heidegger deja claro que piensa que «Ciencia de la experiencia de la conciencia» y «Ciencia de la fenomenología del espíritu» son genitivos subjetivos (en otras palabras, ninguno de ellos significa «acerca de»). Esto significa que tenemos que dar un paso más en la comprensión de estos títulos, debemos entender «Ciencia de…». Igual que dijimos que «la experiencia de la conciencia» significa «la experiencia de la conciencia», debemos entender que «Ciencia de la Experiencia de la Conciencia» significa, en efecto, «la experiencia de la conciencia cientifizando».

Ahora, por favor, tengan paciencia conmigo. Lo que quiero decir es que La Fenomenología del Espíritu nos ofrece la experiencia de la conciencia tomando la forma de ciencia. Una ciencia siempre implica la conciencia humana dirigida, de manera sistemática, hacia alguna materia. En la Fenomenología, la conciencia humana, se dirige sobre sí misma. Es la conciencia humana – la experiencia de la conciencia – elevada al nivel en el que es consciente de sí misma, en el que la conciencia experimenta su propia experiencia, en el que se conoce a sí misma.

Así, la Fenomenología es lo que antes describíamos como «conocimiento absoluto». Y Heidegger puede decir esto: «La experiencia, la fenomenología, es el modo en que el conocimiento absoluto se trae a sí mismo. Por esta razón esta experiencia se llama la ciencia. Esta ciencia no es una ciencia de la experiencia. Más bien, es la experiencia, la fenomenología como conocimiento absoluto y su movimiento» [11].

Detengámonos un momento en estas líneas. Heidegger dice, en esencia, que la Fenomenología no trata de la experiencia; es la experiencia. ¿De qué? Del conocimiento absoluto, es decir, del espíritu consciente de sí mismo.

Hegel sobre el ser: concepción preliminar

Los lectores que ya tengan un conocimiento general de Hegel habrán notado que hasta ahora no he utilizado ciertos términos muy familiares, como «el Absoluto» y «dialéctica». Sin embargo, éstos han estado implícitos en lo que precede. En esta sección, ofreceré a los lectores un breve anticipo del Absoluto, un concepto al que volveremos en entregas posteriores. En la siguiente parte de esta serie, la tercera, presentaré a los lectores la dialéctica hegeliana y cómo opera en la Fenomenología (también volveremos al tema de la dialéctica en una entrega posterior, cuando tratemos de la Ciencia de la Lógica de Hegel).

En la primera parte de esta serie dije que centraría mi discusión en la ontología de Hegel, su teoría del ser, dado que estos ensayos tratan, después de todo, del tratamiento que Heidegger hace de Hegel. Es posible que el lector ya haya adivinado que el ser, para Hegel, tendrá algo que ver con el Absoluto y esto es correcto. Lo que probablemente no se habrá dado cuenta, sin embargo, es que a lo largo de la última sección ya hemos estado discutiendo sobre el Absoluto.

En la sección anterior se discutió extensamente el uso que hace Hegel del término «experiencia». En el ensayo «El concepto de experiencia en Hegel», que ya he citado, Heidegger hace la siguiente enigmática afirmación: «¿Qué nombra Hegel con la palabra «experiencia»? Está nombrando al ser de los seres» [12]. Hemos visto que la Fenomenología es una ciencia de la experiencia de la conciencia, o de la experiencia de la conciencia que llega a la forma de ciencia, en y a través de la cual experimenta su propia experiencia. Esto es lo mismo que lo que Hegel llama «espíritu absoluto». La experiencia del espíritu, en su forma más elevada, no es más que su experiencia de su propia experiencia, o su experiencia de sí mismo. Hegel llama a esta forma de espíritu «absoluta» para sugerir que es pura: es conciencia de su propia conciencia y nada más. Por lo tanto, también es absoluto en el sentido de ser supremo o perfecto.

Pero, ¿cuál es la relación entre el espíritu absoluto y el Absoluto? En realidad, Hegel no utiliza el término «Absoluto» con tanta frecuencia como se nos ha hecho creer. Más a menudo utiliza «absoluto» como adjetivo, como en «espíritu absoluto» o «conocimiento absoluto». A veces utiliza «el Absoluto» para referirse al todo. En nuestra última entrega hablamos de cómo la filosofía de Hegel es un «discurso completo del todo». «El todo» se refiere al universo entendido no como una mera colección de cosas, sino como una totalidad, un Uno, en el que todos los elementos fundamentales de la existencia se entienden como interdependientes: cada uno es lo que es en función de su lugar dentro del todo y cada uno es una parte necesaria del todo. El todo, en otras palabras, exhibe el principio del holismo.

Si nos preguntamos cuál es la causa última de que la existencia sea un todo orgánico, o un Uno, debemos buscar aquello por lo que la existencia existe. Esto, como resulta, es el espíritu absoluto en sí mismo. Para Hegel, la finalidad o el objetivo final del universo es la toma de conciencia de sí mismo. Aunque esta sorprendente tesis se atribuye comúnmente a Hegel, en realidad la toma de Schelling, que fue una gran influencia para él. El universo alcanza la conciencia de sí mismo a través de un ser en el universo que es capaz de alcanzar la autoconciencia verdadera o perfecta. Esto es la humanidad, o el espíritu, en su forma más elevada como espíritu absoluto. Nuestro autoconocimiento es el conocimiento que el universo tiene de sí mismo. Todo lo demás que existe Hegel lo considera inteligible en la medida en que, de alguna manera, se aproxima a exhibir la perfecta autorrelación característica del espíritu absoluto.

Estas ideas parecerán extrañas y desconcertantes al principio, y tened por seguro que las discutiremos con mucho más detalle en próximas entregas. Pero señalemos simplemente aquí que si el espíritu absoluto es aquello por lo que el universo es en absoluto, entonces el espíritu absoluto puede ser considerado como la respuesta hegeliana a la pregunta «¿qué es el ser?». Heidegger lo ve muy claro. Si el espíritu absoluto es el ser, y el espíritu absoluto es la experiencia en su forma más elevada o pura, la experiencia de la experiencia, entonces Heidegger tiene toda la razón al decir que «la palabra “experiencia”» nombra «el ser de los seres».

Además, si el espíritu absoluto es el ser de los seres, si es el ser del todo, entonces también podríamos utilizar el término «lo Absoluto» para referirnos al espíritu absoluto, cosa que a veces hace Hegel. Por ejemplo, en la Enciclopedia (en la división Filosofía del Espíritu), Hegel afirma que: «El Absoluto es Espíritu: ésta es la definición suprema del Absoluto. Encontrar esta definición y captar su significado y su carga era, podemos decir, el propósito último de toda educación y de toda filosofía: era el punto hacia el que giraba el impulso de toda religión y ciencia: y es este impulso el que debe explicar la historia del mundo» [13].

Para expresar todo esto en un lenguaje más llano, parece ciertamente que Hegel está diciendo que el universo existe para dar lugar a los seres humanos. En cierto modo, esto es absolutamente correcto. También podríamos decir que Hegel quiere decir que el ser del universo debe ser conocido por el ser humano. Hasta cierto punto, esto también es correcto. Pero debemos cuidarnos de la tendencia a atribuir a Hegel una especie de «idealismo subjetivo». Aunque el espíritu es el ser, esto no es lo mismo que decir que sólo existe el espíritu o que el universo sólo existe en nuestras mentes. Más adelante hablaremos del sentido en que Hegel es un idealista. Sin embargo, también es muy realista al creer que el universo existe independientemente de nuestra conciencia de él.

En la tercera parte, continuaremos nuestra discusión sobre La Fenomenología del Espíritu. Discutiremos el camino que recorre el espíritu hacia el conocimiento absoluto y veremos que la dialéctica es el medio por el que el espíritu recorre este camino. Exploraremos cómo funciona la dialéctica, y así llegaremos a una comprensión más profunda de la Fenomenología a través de la consideración de su punto de partida en relación con su final. Finalmente, consideraremos la tensión en Hegel entre el conocimiento absoluto y el historicismo. ¿Cómo puede Hegel insistir simultáneamente, como lo hace, en que toda filosofía es sólo su propio tiempo captada en el pensamiento y que su filosofía proporciona un conocimiento absoluto ahistórico?

Notas:

[1] Véase Hegel, The Phenomenology of Spirit, trad. Terry Pinkard (Cambridge: Cambridge University Press, 2019), 468 (en adelante, Pinkard).

[2] Pinkard, 468.

[3] Pinkard, 468.

[4] G.W.F. Hegel, The Phenomenology of Spirit, (trad. A.V. Miller, 1977), 49.

[5] Martin Heidegger, Hegel’s Phenomenology of Spirit, trad. Parvis Emad y Kenneth Maly (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1988), 21. (En adelante, HPOS.)

[6] Martin Heidegger, « Hegel’s Concept of Experience», en Off the Beaten Track, trad. Julian Young y Kenneth Haynes (Cambridge: Cambridge University Press, 2002), 148. (En adelante, HCE).

[7] Heidegger, HPOS, 28.

[8] Heidegger, HPOS, 24.

[9] Heidegger, HPOS, 25.

[10] Heidegger, HCE, 86.

[11] Heidegger, HPOS, 25. Énfasis en el original.

[12] Heidegger, HCE, 135.

[13] Hegel, Hegel’s Philosophy of Mind, trad. William Wallace y A.V. Miller (Oxford: Clarendon Press 1971), 18. Énfasis en el original. Hegel se refiere al espíritu absoluto. Heidegger cita estas líneas en HPOS, 25-26.

Fuente: https://counter-currents.com/2025/03/heidegger-hegel-and-the-completion-of-western-metaphysics-part-2/

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera