Tras la visita de Biden: Serbia en una encrucijada geopolítica

12.09.2016

El vicepresidente de EEUU Joseph Biden, recientemente completó una “visita de tres días a Serbia” desde el 16 al 18 de agosto. La frase entre paréntesis es el efecto que pone sobre ello, el gobierno títere de Serbia. Realmente pasó sólo un par de horas en Belgrado, justo lo suficiente para entregar instrucciones. Desde ahí salió volando a Pristina para pasar el grueso de su tiempo en el territorio serbio ocupado por la OTAN de la provincia de Kosovo con sus amigos reales, que fueron puestos en el cargo como resultado de la agresión de 1999 contra Yugoslavia.

Se asume que la visita de Biden será la última a los Balcanes por un oficial superior de la administración Obama, así que puede ser más que de importancia superficial. ¿Qué tipo de mensaje llevó Biden a Serbia y la provincia ocupada de Kosovo?

No hay un modo fiable de responder a esa cuestión más que por la observación cuidadosa de los movimientos del gobierno serbio tras la visita de Biden, que debería darnos las pistas necesarias. Las declaraciones oficiales dejan claro que el propósito global de la visita fue para forzar al gobierno serbio para acelerar su alineamiento con la OTAN y la UE, organizaciones que son prácticamente sinónimos. Referencias explicitas (y bastante siniestras) fueron hechas para la estandarización de armas y equipamiento de Serbia con la OTAN. Otro importante asunto de “negocios inacabados” fue la puesta de los toques finales sobre el abandono serbio de su provincia de Kosovo ocupada por la OTAN. El próximo mes, por ninguna razón discernible más que para servir como un gesto simbólico y vació de “cooperación regional” por mandato occidental, el gabinete serbio mantendrá una sesión conjunta no sólo con sus homólogos de Albania, sino también con funcionarios de la rupturista Kosovo, que asistirán como entidad gubernamental incluso a pesar de que Kosovo es legalmente una parte de Serbia. No es necesario decir que, la agenda de “cooperación regional” y estricta adhesión a los interdictos de Biden deben prevalecer, y los separatistas no serán arrestados por traición en esta reunión por las autoridades serbias.

Una característica adicional importante de los ultimatos de Biden, según fuentes bien informadas, es la coordinación política explícita con el bloque occidental en un creciente número de niveles, incluyendo la adopción de sanciones contra Rusia. No importa que en este escenario último del juego esté claro que las sanciones impuestas por potencias económicas mucho más poderosas que Serbia han sido un fiasco y que la participación de Serbia en la manada de sanciones occidentales no tendrá impacto económico tangible de ningún modo en la economía de Rusia. Pero estando forzada a tomar tal decisión desleal confirmará simbólicamente la sumisión de Serbia, y esta es la clave de ello.

Uno de los detalles mencionados por algunos observadores es el reconocimiento del lado americano que los consejeros legales de EEUU ayudaron al gobierno serbio a hacer reformas en su código penal, instituciones policiales y medidas de protección para informantes. Esto, ciertamente, constituiría una participación profunda en otros arreglos internos del país. Incluso aquellos que durante largo tiempo han sospechado que la influencia americana en Serbia era fuerte, puede que de desmayasen por la revelación de que Washington está directamente “ayudando” a Belgrado, hasta para escribir sus leyes.

Pero eso sólo es la punta del iceberg. Emisarios occidentales, incluyendo sus mercenarias “ONG” serbias locales, están al cargo no solo de escribir algunas leyes de Serbia sino también están remodelando -a hurtadillas- otras instituciones estratégicas del país. Por ejemplo, los “consejeros” occidentales están reescribiendo los libros escolares serbios desde los primeros cursos en adelante. Recientemente salió a la luz que el ministro del interior serbio, Nebojša Stefanović, que encabeza una “institución del poder” altamente sensible para cualquier criterio, ha estado discutiendo la “cooperación reforzada en la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo” con el embajador de EEUU en Belgrado. Sino incluso que esto es la golosina diseñada para hacer la “cooperación” en este nivel mucho más digerible públicamente. Las informaciones de la agencia de noticias oficial continúan revelando una dimensión incluso más profunda al decir que Stefanović y el embajador también “discutieron el futuro desarrollo de las habilidades profesionales de los funcionarios del ministerio del interior a través de una variedad de programas que el gobierno de EEUU está implementando en Serbia”.

Parece que los socios americanos están encontrando ávidos estudiantes en uno de los poderes clave del sistema de seguridad serbio.

Funcionarios occidentales, de hecho están asentados en todas las oficinas y ministerios importantes del gobierno serbio, con el propósito de ofrecer consejo para un mejor rendimiento. Esto fue -al menos- la razón pública tras el fraude de la “unidad de suministro” que fue perpetrada por el no-imputado criminal de guerra de Kosovo 1999, Tony Blair, cuando hace más de un año su firma fue alquilada para impartir su sabiduría de gestión al gobierno de Serbia. Pero en realidad, por supuesto, están ahí en calidad de supervisión e inteligencia.

Un probable paso siguiente es que el gobierno serbio use su actual mayoría parlamentaria para quitar la provisión constitucional que establece que Kosovo es una parte inalienable de Serbia. Tal cosa es un rasgo clave de la “normalización de relaciones con el plan de Kosovo ordenado por Biden. Otras cosas sin sentido son las reuniones conjuntas del gabinete, incluyendo “ministros” de Kosovo en un marco que implica que una estatalidad separada como paso incremental en esa dirección y uno de los frutos intencionados por la visita de Biden.

Como contrapeso a esas consideraciones, algunos apuntan a los ejercicios militares ruso-serbios previstos cerca de la frontera croata. Desde esta y otras evidencias de naturaleza similar, la conclusión que se esboza es que el gobierno serbio se dedica a un intrincando “balanceo” entre los dos bloques, e incluso se merece algún elogio por su habilidad diplomática.

Sin embargo, los hechos muestran que es una suposición ingenua. 100 soldados serbios están tomando parte en las maniobras “Combined Resolve VII” organizadas por el “mando de entrenamiento” europeo de la OTAN, que empezaron en Alemania el 8 de agosto y durarán hasta el 15 de septiembre de 2016. Más de una docena de otros países de la OTAN y de la Asociación por la Paz, también están participando. La información fue subestimada por los medios de comunicación serbio (en contraste a la atención exagerada puesta a los ejercicios con las fuerzas rusas) pero en una manera casi jactanciosa se hizo pública por “Balkan Insight” (BIRN), una “ONG” financiada y afiliada a occidente. Pero, como descubrimos, este no es un ejemplo único de este tipo en Serbia, también está la “cooperación” con la OTAN. Solamente para 2016, según la BIRN, un total de 127 ejercicios militares conjuntos entre Serbia y la OTAN han sido planificados. Según la declaración publicada por el ministerio serbio de defensa en marzo de 2016, tras el encuentro del ministro de defensa, Zoran Djordjevic con el asistente adjunto del secretario de defensa, Michael Carpenter, “la cooperación militar bilateral es el segmento más desarrollado en el cómputo de las relaciones entre los dos países”.

Por tanto, no es sorpresivo que el portavoz del ministerio de defensa serbio debería haber hecho referencia al “fortalecimiento de la interoperabilidad” como uno de los principales objetivos de estas operaciones militares conjuntas. “Interoperabilidad” es, por supuesto, la palabra en clave para la compatibilidad a espectro completo en situaciones de guerra entre diversos ejércitos, haciéndola posible para que ellos no solamente realicen ejercicios inofensivos, sino, de manera importante, emprendan operaciones militares ofensivas conjuntas.

Es teóricamente posible, por supuesto, que los observadores más optimistas están enterados de algunas informaciones estratégicas que el resto de nosotros no tenemos, pero una apuesta más segura sería que ellos están engañándose a sí mismos con respecto al “balanceo” de Serbia. El gobierno serbio está totalmente en el bolsillo de su maestro de títeres occidental ya que el pueblo serbio está obligado a comprometerse al máximo en la posible alianza con Rusia y el bloque euroasiático. (Según las últimas encuestas, más del 80% están opuestos a la OTAN, y un 74% a favor de una mayor cooperación con Rusia).

Se torna cada vez más claro hasta para los observadores menos imaginativos que la camarilla gobernante de Serbia está bajo feroz presión para aceptar una elección geopolítica que es patentemente inmoral, opuesta los valores y tradiciones de su país y contraria a los intereses nacionales. De nuevo ha llegado la hora de que “Serbia encuentre su alma”. Esta fue una cita memorable de Winston Churchill hecha en un contexto diferente, pero en una situación extrañamente similar, posterior al golpe popular de 1941 en Belgrado que depuso a un régimen cobarde que en aquel tiempo hizo una elección geopolítica desastrosa mediante la firma de un pacto de corta duración con el Eje. El camino para que hoy Serbia encuentre su alma, es el comienzo urgente de los trabajos para restaurar sus alianzas naturales y rechace las execrables elecciones políticas que están siendo hechas por la élite corrupta del país.