Elecciones francesas: el pueblo dice "no", las élites dicen "sí" a Macron

01.05.2022

En la segunda vuelta, Emmanuel Macron obtuvo el 58,55% de los votos (resultados facilitados por el Ministerio del Interior francés tras procesar el 100% de las papeletas). La primera noche tras la elección del presidente para un segundo mandato ya estuvo marcada por las protestas a gran escala contra el "macronismo" y el liberalismo. Los chalecos amarillos, la izquierda y la derecha salieron a la calle. Putou, el líder del partido anticapitalista, pidió el derrocamiento de Macron. Y los líderes de la oposición (Le Pen, Zemmour, Melanchon), cuyo electorado combinado supera el 50% de la población francesa, dijeron que las elecciones no han terminado, y que la tercera ronda serán las elecciones legislativas que se celebrarán en junio. Macron corre el riesgo de no obtener la mayoría parlamentaria. En ello influye en gran medida su fallida política de cinco años, apodada "macronismo", que llevó al partido de Macron a no ganar ninguna de las 13 regiones en las elecciones regionales de 2021.

Que los próximos años serán turbulentos también lo señaló el propio presidente recién elegido. "Un segundo mandato no será turbulento, sino que será histórico para Francia", dijo Macron, hablando en un mitin de victoria. Es probable que Francia se enfrente a un periodo de inestabilidad, y se ha abierto la página para un mandato más desafiante de cinco años (o incluso de siete, en el caso de que la reforma constitucional de Macron amplíe el mandato presidencial). El país está entrando en un periodo de turbulencias políticas y los lemas de las protestas de ayer con la palabra "Revolución" sugieren posibles cambios radicales por venir.

Al mismo tiempo, han surgido tres grandes bloques políticos, dos de los cuales representan los intereses del pueblo (Le Pen y Melanchon) y uno, Macron, los intereses de las élites transnacionales orientadas hacia una agenda globalista. El resultado de Le Pen es, en efecto, impresionante: en comparación con 2017 (cuando la diferencia era del 33%), el panorama actual muestra que sus tesis (crítica a la inmigración, la OTAN, el globalismo, el capitalismo) reflejan la voluntad de la mitad de Francia.

El think tank francés Strategika señala que "las situaciones de las elecciones presidenciales de 2017 y 2022 son muy diferentes. En 2017, hubo un enfrentamiento entre el candidato Macron, presentado en ese momento por todos los medios de comunicación y el sistema político como "nuevo", contra Marine Le Pen, que en cierto modo llevaba el "peso" del pasado (del partido). Existía la ilusión de que el mundo político agusanado, frente al cual Macron se posicionó como una falsa novedad y sin precedentes, explotaría de repente y resolvería décadas de problemas acumulados". Sin embargo, según el autor, en 2022 la situación cambió radicalmente: "En 2022 apareció otro Macron, con una enorme crisis económica en su haber y políticas neoliberales que afectaron negativamente al pueblo francés y a la cohesión social del país, así como una serie de fracasos en política interior y exterior, entre ellos:

    - la sangrienta represión de los "chalecos amarillos";
    - gestión autoritaria e inadecuada de la crisis sanitaria ("covidismo");
    - el declive de la democracia y la libertad de expresión en el país;
    - el empeoramiento de la situación migratoria en el país (un episodio reciente muy simbólico del estado de guerra civil progresiva de Francia fue el asesinato del militante nacionalista corso Ivan Colonna en la cárcel a manos de un yihadista. Por no hablar de la hipótesis de la posible ejecución del asesinato por encargo);
    - fracaso en Malí y la pérdida de influencia en el continente africano;
    - la cancelación de los contratos de submarinos con Australia;
    - el fracaso del proceso de paz entre Moscú y Kiev".

La credibilidad de Macron también se ha visto sacudida por un importante caso de McKinsey: "Macron ha sometido efectivamente al país a un escrutinio externo: el Senado francés ha constatado que Francia está perdiendo su soberanía en el ámbito legislativo".

Startegika señala que "además del aumento de la popularidad de Marine Le Pen (causado también por la presencia en su proyecto de una serie de elementos de política socioeconómica: pensión a los 60 años, reducción de impuestos, atención al poder adquisitivo, etc.), se ha producido un fortalecimiento de la posición del político de izquierdas Jean-Luc Melanchon. Lo que los dos candidatos tienen en común es que se centran más en las estrategias para resolver la actual crisis económica en Francia y que consideran modelos para introducir una regulación estatal parcial en algunos sectores de la economía en el periodo posterior a la crisis.

¿Qué le depara el futuro a Francia? ¿Debemos esperar cambios radicales? Parece que sí. La victoria de Macron ayer abrió la caja de Pandora. El pueblo francés, sensible a la traición y la deslealtad, no perdonará a un presidente responsable de una crisis de tal magnitud. Las sanciones antirrusas han golpeado el bolsillo de los franceses, y muchos admiten que es más caro viajar para trabajar que simplemente quedarse en casa sin empleo. La política exterior de Macron, ya sea en África o en Ucrania, ha suscitado dudas no sólo entre los ciudadanos de a pie o los políticos, sino también entre los militares. El descontento con Macron es cada vez mayor. Y las letras de las pancartas de los manifestantes son cada vez más vivas: "Revolución. Derribemos el régimen liberal".